Carta dirigida a la Alkaldesa de Barakaldo

AMAIA DEL CAMPO,  ALCALDESA DEL ILUSTRE AYUNTAMIENTO DE  BARAKALDO

Nos dirigimos a Ud. para hacerle partícipe de una petición que creemos de justicia y que estamos seguros que estudiará y valorará. Asimismo solicitamos mantener con Ud. una reunión donde abundar en las razones de nuestra demanda.

SEMBLANZA DE CEFERINO DEL OLMO

Por qué amamos (y vindicamos) a Ceferino del Olmo 

Empezaremos recordando que Ceferino del Olmo fue un genuino representante de la cultura progresista de los años 70 en Barakaldo. Lo que le hace singular es que supo introducir entre las voluntades más rígidas del franquismo, audaces espacios de libertad logrando que la pintura, la escultura, la literatura, la música y el teatro de vanguardia pudieron ser conocidos y divulgados por una generación ávida de cambios. Ceferino proporcionó auténticos regalos visuales y de pensamiento comprometido, que fueron modelando la mirada de las nuevas generaciones y del público barakaldés en general.

Y todo ello lo hizo desde su tesón y su compromiso personal, pero aportando su visión de que la cultura también debía ser una labor colectiva, basada en la participación de todas las personas, las de dentro y las de fuera, y consiguiendo así convertir a Barakaldo en un referente de la cultura crítica – de resistencia al franquismo - incluso antes de que fuera contratado por el Ayuntamiento de Barakaldo en el año 1972. 

En un ayuntamiento “facha y cicatero” - como a él le gustaba decir -  desde cualquiera de sus cargos, siempre peleó  para traernos a Barakaldo las vanguardias críticas de todas las manifestaciones artísticas y lo hizo sin apenas presupuesto ni respaldo, luchando contra la censura y valiéndose tan solo de su tesón y su creativa y polifacética personalidad.

Desde su puesto de bibliotecario - de la única biblioteca situada ¡en la quinta planta del edificio del Ayuntamiento, y con el uso del ascensor prohibido a niños y adolescentes! - supo  crear una red de bibliotecas por los barrios y desde ese mismo puesto, organizar las importantes exposiciones de Artes Plásticas y la primera Exposición General de Arte Vasco tras la guerra civil, reconocidas hoy ambas como seminales, por los libros de historia del arte. Trajo a Barakaldo lo más destacado de la creación artística de aquellos años, que supuso un hito de gran repercusión y que cuestionaba la atonía de la cultura institucional de  un régimen político en clara descomposición así como compañías punteras del teatro independiente - Els Joglars, Tàbano, Los Goliardos, Nuria Espert - que nos abrieron a una cultura de libertad, frente a la rancia cultura oficial del orden y las viejas tradiciones. Igual hizo con la música mas independiente: Amancio Prada, Elisa Serna, o Maria del Mar Bonet, fueron educando con sus canciones, nuestra sensibilidad.

Ceferino fue un luchador más, en un contexto de luchas plurales que un importante sector del pueblo mantenía entonces, frente a un régimen que se había endurecido en sus últimos estertores. Él supo inscribir su trabajo en ese empeño, y lo rubricó, firmando junto a otros muchos, un manifiesto a favor de los ayuntamientos democráticos. Y le fue mal, muy mal. Ya había muerto el dictador, pero no importaba. Fue despedido inmediatamente, y tuvo que subsistir durante año y medio recurriendo a sus ahorros. Finalmente, cuando el ayuntamiento se vio obligado a readmitirle, le “recolocaron” en el edificio municipal, pero no en su puesto, sino en otro vacío de funciones, sentado en medio de una gran sala, repleta de mesas, en las que languidecían  otros funcionarios. Así, en un alarde de imaginación corporativa, entre lo mejor de Kafka y Berlanga, fue nombrado “generador de ideas”.  Sin embargo, no por ello se hundió. Su personalidad polifacética y critica siempre sería un reto para la rigidez de la organización municipal y en consecuencia, las nuevas corporaciones de la democracia no consiguieron, por razones diversas, aprovechar esa capacidad y esa audacia rupturista que caracterizaban a un trabajador tan inclasificable, para seguir utilizando su talento en favor de una cultura que, ahora si, debía gestionarse con toda y para toda la ciudadanía.

Su figura tan controvertida, provocó una vez más que Ceferino fuera relegado y ninguneado, confinándole en un sótano del actual edificio de la biblioteca, con el supuesto rango de director de una inexistente Sala de Exposiciones. Empero, él consiguió convertir ese sótano húmedo en una galería de vanguardia, en la que expuso, durante años, lo más granado del arte vasco y español, además de artistas extranjeros. Ceferino seguía consiguiendo que los artistas llenasen el calendario de la galería municipal con lo mejor de su creación.

La sala de exposiciones se tornó entonces en catalizador de proyectos e inquietudes, lugar de reunión, motor de iniciativas, refugio de artistas y activistas culturales. Mantuvo siempre su puerta abierta a colaborar, ayudar y animar a nuevas generaciones de poetas, artistas plásticos y actores de cine y teatro.  

Y, como siempre, Ceferino hacía todo esto desde la participación en un gran juego común, sin hacer alarde jamás de sus méritos personales,  sin horario ni festivos, sin medir dificultades ni esfuerzos. Podía estar en todas partes: en la sala de exposiciones, en las calles, en los bares, en las asociaciones, defendiendo siempre una cultura compartida. Los que tuvimos la inmensa suerte de ser sus amigos siempre le recordaremos por su sencillez, talento, sentido del humor, así como por su bondad.

Su generosidad dejó huella en la Asociación de personas con discapacidad psíquica de Barakaldo, ya que gracias a él se realizó un exposición de pintura - con cuadros donados por pintores amigos suyos - y con cuyo beneficio se creó la primera guardería y el primer taller para personas con discapacidad, el cual, posteriormente, devino en el actual taller USOA

Su actitud vital era creativa y crítica; nunca quiso ser un hombre “de orden”, y esa fue la existencia que compartió con amigos y compañeros. Trabajó sin descanso - dentro y fuera del Ayuntamiento. - por una cultura que celebrara la vida, sin olvidar el compromiso con la justicia. No concebía la cultura elitista, o privatizada, sino como otro bien común “al servicio del pueblo”, y a ello dedicó todo su amor y todo su humor….que siempre fue mucho.

Cuando recientemente la exposición Bigarrena destapó y recuperó su trabajo públicamente, los artistas con los que él colaboró y a los que ayudó, los críticos de arte, los poetas, algún director de cine, actores, músicos, fotógrafos,  mas muchos de los amigos y amigas que crecimos a su lado, volvimos a sentir que Ceferino aún anda entre nosotros y que sería de justicia - para él, pero sobre todo para la memoria colectiva barakaldesa -  poder encontrar y reconocer con su nombre alguna calle,  alguna plaza o algún espacio, de los muchos que ayudó a crear.

Y, por supuesto, de todo ello, nos gustaría departir con usted en la fecha que considere oportuna. Gracias anticipadas y un respetuoso saludo.

Barakaldo 10 de Octubre de 2022

Plataforma ciudadana por la recuperación de la memoria de Ceferino del Olmo.


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