Existo
Mil ochocientos, novecientos,
tiempo sobre mis canas, anestesia
de los años transcurridos
-sensaciones limitadas-
¿He ganado, he perdido?
Esta serenidad que ya me abruma
(caracol enroscado en el silencio)
es a veces placer existencial,
exento de prolongar
desde el cero al nacimiento.
Pero existo, no puedo remediarlo
y en esta actual serenidad
hecha de renunciamientos,
tampoco puedo ser, no soy,
no me siento elegido
por mí, por mi ayer,
por el tiempo que me queda.
Y quiero volver
al confín de la belleza,
cuando las horas,
los minutos,
los segundos
eran un dolor agudo de lo eterno.
Jueves 13 de febrero de 1985
Ceferino
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